¿Puede un país pequeño, con sólo cuatro horas de luz en invierno y con temperaturas más frías que nuestro refrigerador ponerle una cara feliz a la vida? Sí. Es el caso del Reino de Dinamarca, un pequeño enclave nórdico en el norte de Europa, y que es considerada la nación más feliz del mundo, de acuerdo con el segundo Informe Mundial de la Felicidad.
Vivir en Dinamarca a través de un intercambio estudiantil nos permitirá descubrir con profundidad las causas por las que estos ciudadanos le sonríen a la vida. Aquí van cuatro elementos que han hecho de Dinamarca un país feliz:
1. El secreto está en el “hygge”
Este vocablo, que curiosamente es de origen noruego, se popularizó en la población danesa en el siglo XIX y desde entonces se ha transformado en una forma de ver la vida como sociedad. Su traducción al español sería algo parecido al verbo “bienestar” y evoca momentos felices y enriquecedores para el alma. La realidad es que se trata de un concepto tan abstracto, amplio y complejo que no tiene una traducción completa y exacta para otros idiomas, pero que revoca momentos de felicidad, relajo, comodidad y libertad.
Aunque el “hygge”, generalmente se refiere a momentos individuales o familiares, se ha convertido en un fenómeno social que ha moldeado a todo el país. Su filosofía es usada constantemente en los círculos sociales, académicos y hasta políticos. Como extranjeros, para entender mejor la palabra y para beneficiarse del concepto, nada mejor que estudiar y vivir en Dinamarca por un tiempo.
2. El sentido social de sus gobernantes
Dinamarca, como cualquier país del mundo, tiene distintas visiones políticas, pero la alternancia de partidos políticos en el poder tiene un impacto mínimo en lo social. Sus gobernantes dan prioridad a la familia y la salud, se promueve la igualdad de género al fomentar que mujeres asuman roles importantes y, además, los ingresos de sus ciudadanos están gravados con altos impuestos que son destinados a mejoras sociales. De hecho, la corrupción es una práctica inexistente en Dinamarca.
3. Un sistema educativo que promueve felicidad
Ir de intercambio en Dinamarca permite descubrir por qué hay tanta felicidad colectiva. La educación desde las primeras etapas está centrada en la responsabilidad social y en cómo ser parte de una democracia participativa. Por otro lado, la igualdad social se refleja en el sistema educativo, ya que, todos tienen derecho a optar por becas y subvenciones del Estado para completar con éxito su vida académica.
4. Compromiso con el medio ambiente
Muchos extranjeros que viven un intercambio estudiantil en Dinamarca se han dado cuenta rápidamente de que la nación, como colectivo que es, tiene metas y causas comunes por las que luchar. Como ejemplo de lo anterior, Dinamarca lleva tres décadas promoviendo las fuentes de energía renovables y, sorprendentemente, el consumo energético se ha mantenido estable desde 1980. Esto es algo de lo que los daneses se sienten muy orgullosos.
Un intercambio en Dinamarca nos hará ver el lado más feliz de la vida, y vale la pena estar allí para conocer de cerca las razones que han llevado a un país de poco más de 5 millones de habitantes a trascender en el escenario internacional.