La esencia de toda experiencia de AFS está en trasladar a una persona, desde su medio ambiente familiar a otro desconocido. En estas circunstancias, el participante se ve enfrentado, repetidamente, a crisis de distintas dimensiones y, frente a las cuales debe actuar o emitir su opinión en ausencia de patrones familiares. Sin embargo, los participantes de AFS están bien preparados y se les asegura el apoyo cuando lo necesitan. Por esto, ellos son capaces de aprovechar estas crisis y transformarlas en oportunidades de aprendizaje que les permiten afianzar sus valores, desarrollar sus capacidades y poner en práctica sus nuevas habilidades. Los participantes de AFS también se benefician al tomar conciencia sobre aspectos de sí mismos y sobre los cuales no tenían conocimientos, pero que aparecen al estar en permanente contacto con personas que actúan en forma diferente.